La nota negativa, por encima de
culaquier otra, es la alta abstención en estos comicios. La
abstención perjudica a todos los ciudadanos. A los partidos también,
pero aquí hablamos de las personas. Nadie vive al margen de las
situaciones políticas que se toman. Cuando se hace una reforma del
Estatuto de los Trabajadores para facilitar los ERE, para bajar la
indemnización por despido improcedente o para facilitar que los
despidos sean por causas objetivas y no improcedentes, eso es una
reforma que se ejecuta políticamente. Eso es algo que ha afectado a
todos, incluso a los que no votaron. Cuando Feijóo suprime la
gratuidad de los libros de texto o ejecuta recortes a los
funcionarios,
quienes se quedaron con una manta echada por encima en el día de
ayer sufren estas consecuencias, y todas las que están por venir.
La segunda nota negativa es la
inexplicable reválida electoral del PP. 41 escaños, 3 más. Pero
con menos votos por la abstención y una injusta ley electoral que
les premia mientras castiga la tripartición del voto de la izquierda
y la falsa izquierda. O en Galicia los recortes no se hacen sentir, o
realmente piensan que porque Rajoy sea gallego ellos están más a
salvo de sus tijeras, o les parece bien la línea liberal a ultranza
que predica el PP. Se ha demostrado que la derecha y la derecha
oculta de este país no son capaces de hacer una sana crítica. Ahí
tenían a Mario Conde, dispuesto a ser la versión masculina de Rosa
Díez, a ponerse de transversal y salvador de la patria para
capitalizar el voto de la derecha descontenta y de los descontentos
que van dando bandazos entre PP y PSOE. Esos que en la raya ficticia
que separa la izquierda de la derecha pueden pasar de un lado a otro
sin despeinarse, cuando como ya dije tienen pie y medio puesto en la
derecha.
En tercer lugar, hay que remarcar el
desplome del PsdeG, con un programa electoral irrelevante, oposición
pura y simple, alternativa a tener más de lo mismo, pero edulcorado
de algún matiz social. Pero no hay que preocuparse. Ellos siguen a
lo suyo: combatir el desapego electoral con más moderación de esa
que les ha convertido en los nuevos Judas de la izquierda de cara a
buena parte de la ciudadanía (como por ejemplo para mí). A seguir
haciendo una oposición útil. Es decir, a no combatir en las
tribunas y en las calles las políticas del PP porque si no los
mercados se enfadan. A seguir aplaudiendo un Rubalcaba que nadie sabe
ni sabrá cómo consiguió trepar hasta donde está. Pero eso ya no
es cosa mía. Los autores del blog ya salimos escaldados de la
doctrina PSOE. Es que están quemadas las siglas; las políticas y
las personas no (eso es lo que dicen). Que sigan ejecutando la
comedia-teatro-farsa mientras se hunden. No hay más ciego que el que
no quiere ver.
Al menos sí hay una nota positiva.
Ahora toma fuerza una izquierda real. Nueve escaños para la
Alternativa Galega (EU-Anova), que han llegado hasta esa marca nada
desdeñable con una coalición encabezada por un líder carismático
y un mensaje político que se ha hecho llegar a todas las rúas. Un
frente popular de izquierda real ha conseguido abrirse camino entre
la falsa izquierda y el Bloque Nacionalista Galego, del que hay que
reconocer ante todo su solvencia y alternatividad. En las tribunas y
en las calles de Galicia, por fin hay un frente con la suficiente
fuerza como para alzar su voz y que ésta se haga oír.
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