miércoles, 10 de octubre de 2012

Catalunya y la autodeterminación.

     Desde la Diada de Catalunya se ha venido arrastrando el tema del derecho a decidir del pueblo catalán. No pasa desapercibido para ningún analista político que este tema se ha utilizado de manera muy astuta por parte del gobierno de Artur Mas. Evidentemente, ante la mala gestión de su gobierno (el cierre de hospitales, el euro por receta, el tasazo universitario...), cuando apelar a la razón del pueblo resultaría mortal a la vista del gobierno que ha asfixiado a la clase obrera, se tiran por el camino fácil y folclórico de apelar al sentimiento nacionalista. Pues bien, entremos en su juego.

     Hay que partir de una premisa básica: Catalunya no es una colonia de España. Es una comunidad autónoma integrante de un Estado cuasifederal.

     El art. 1.1 del Pacto internacional de Derechos económicos, sociales y culturales, de 19 de Diciembre de 1966, ratificado por España el 20 de abril de 1977, dice así:

     <<Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen, asimismo, a su desarrollo económico, social y cultural.>>

      Ahora bien, en el extremo contrario, si no se acota el ejercicio a la autodeterminación, podríamos llegar a una especie de tribalismo posmoderno, que llevaría a la desaparición de cualquier Estado.

     Sin embargo, como recoge la Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, ninguna de las disposiciones que esta resolución contiene se puede entender en el sentido de que autoriza o fomenta acción alguna enaminada a quebrantar o menoscabar, total o parcialmente, la integridad territorial de los Estados soberanos e independientes que se conduzcan de conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos y estén dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio.

     La autodeterminación ha de entenderse pues vinculada a los derechos humanos. Hablamos del derecho a un gobierno representativo, de la participación de la ciudadanía en la cosa pública, así como del reconocimiento de los derechos de los grupos y minorías. 

     El Derecho Internacional se ha mostrado, como vemos muy dado a mantener la integridad territorial de los Estados. Según esto, puesto que Catalunya tiene una representación "proporcional" en las Cortes Españolas, y además tiene un Parlamento regional que el pueblo catalán elige de forma democrática, no cabría el derecho a la autodeterminación. Pero ello no debe ser óbice para que el pueblo catalán se manifieste a favor o en contra de la independencia de Catalunya.

     La existencia de un derecho foral catalán distinto al castellano ya es un hecho diferencial que les hace diferentes al resto de españoles, al menos en ese aspecto. El pueblo catalán ha sido continuamente objeto de mofa, burla y desprecio por parte del resto de españoles, de forma injustificada. Hay  que pensar también que la unión de los reinos de Aragón y Castilla es una cuestión dinástica. Nadie decidió su integración en España de forma democrática. Y ya han pasado más de 500 años de aquéllo. Hay un gobierno central que gestiona la crisis aún peor que el autonómico que les ha tocado padecer. 

     Se ponen pues, sobre la mesa, elementos que hace pensar que no es tan descabellado otorgar al pueblo catalán el DERECHO A DECIDIR acerca de su independencia o su continuidad dentro de España. El derecho a decidir no conlleva necesariamente que acabe en la autodeterminación de Catalunya. Puede ser que el "NO" se impusiese, y resultase que quienes se han posicionado a favor fuese unos ruidosos. Puede ser que la opción mayoritaria fuese el "SÍ", y en ese caso sean mayoría quienes se sienten oprimidos por un Estado central que no les dispensa el trato que estiman oportuno. Para saberlo es necesario que el pueblo catalán vote en conciencia, y así zanjar un asunto relativamente espinoso de la mejor manera posible.

     Y desde aquí, las acusaciones a los partidos:
- Al PP y UPyD, además de por fascistas reprimidos, por negar la posibilidad de que Catalunya gestione un Referéndum, y por ser abiertamente contrarios a que alguna vez llegue a celebrarse
- Al PSC, porque sus diputados no han querido salirse de los pasos marcados por Rubalcaba, y han votado en Madrid en contra de que Catalunya convoque el citado Referendum. Además, acuso al PSC de escudarse en la indeterminación de cuál es su apuesta: si una apuesta por la hispanidad, por la autodeterminación o por llevar al PSOE a abrazar el federalismo.

Desde aquí, los autores del blog no queremos condicionar el pensamiento de ningún lector o lectora. De hecho, se ha procurado dar una visión lo suficientemente plural como para que cada cual forme su opinión un poco más allá del sensacionalismo mediático. No obstante, la opinion del que escribe estas líneas es que no se puede negar al pueblo catalán el derecho a decidir sobre su futuro. Ellos deben tener libertad para votar en conciencia. Mi apuesta personal sería que Catalunya formase parte de España, pero una España republicana y federal, en la cual se respetasen y tutelasen de forma efectiva los derechos constitucionales. Aunque por supuesto, habida cuenta de la situación actual, entiendo perfectamente respetable cualquier decisión que adoptase el pueblo catalán.




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