jueves, 25 de octubre de 2012

Divagaciones sobre el populismo punitivo




No pocas veces se suele oír por parte de personas de diferentes inquietudes y formaciones culturales cosas como "persona X tendría que pudrirse en la cárcel". Así, dicho tan a la ligera. Tras leer en el periódico o ver en televisión una noticia. O a veces fruto de una conversación anodina con cualquier otra persona. Tampoco es manca la frase "Qué bien viven en la cárcel".

A veces lo han perdido todo. Y no es una frase convencional. Habría que llegar a naufragios morales. Nadie está siempre seguro de donde pisa, ni si el casco aguantará una tormenta moral. Si uno no se hace estos interrogantes, ni tiene ciertas sensibilidades o inquietudes sobre temas como la libertad, o la privación de-. Cualquier lector que pasara un día en la cárcel, sería un infierno, como lo es cualquier día en la cárcel. El infierno en el sentido propio y material. Y el infierno se lo traga todo, lo puede hacer el cualquier momento.

Se reflexiona del tema, cuando en 1975 FOUCAULT publica "Surveiller et Punir: Naissance de la prison", [acostumbrado a "ver correr la sangre", el pueblo pronto aprende que "no puede vengarse sino con sangre"] y no se ha vuelto a hablar sino para decir que la gente esté en la cárcel más tiempo. Neopunitivismo y más cumplimiento. Cumplimiento íntegro. Y a ver si se pena todo lo que se tiene que penar y más. Y como idea no es razonable. No hay razones para apoyar eso. Habrá sentimientos, opiniones... pero no razones. Que en 2000 años no hayamos sido capaces de crear un remedio alternativo (porque la sustitución por arresto domiciliario o trabajos en beneficio de la comunidad no son más que poner un parche al que operan a corazón abierto). Los centros penitenciarios son cada vez más numerosos, más grandes y con más gente. Y no hemos encontrado respuesta. ¿Hay que encontrarla? ¿Acaso la encontraremos? Si no la hemos encontrado tal vez no será por dejadez. A lo mejor no hay respuesta. O sí. O hay varias respuestas. Tal vez haya que empezar por replantearse las preguntas.

¿Qué objetivos tiene la pena? Reeducar y reinsertar. ¿Cómo? ¿Acaso no era aislar al individuo? Esto queda relegado a la opción última, cuando el sujeto no se reeduca y por tanto no se reinserta en la sociedad. La cárcel no es un centro de desparasitamiento y purga de ilícitos penales. Ahora bien, esos presuntos fines de reeducar y reinsertar ¿se cumplen? Obviamente las instituciones penitenciarias son susceptibles de ser mejoradas en todos sus aspectos. Sin embargo, hay que reconocer que no son pocos los presos que aprovechan su estancia en prisión para obtener una formación académica y profesional.

Cada cual tiene un estereotipo de preso. Si lo ponemos en abstracto se le piensa de una determinada manera más o menos definida. Un estereotipo inservible, porque cada persona es un mundo, y ya la cárcel es un mundo lo bastante amplio. Digo esto porque allá por mayo de 2010 tuve la suerte de poder visitar un módulo de la cárcel de Alhaurín (Málaga), en el que los presos gozan de una mayor distensión (aunque por mucho que se quiera, sigue siendo el interior de la cárcel). [Ver enlace]. Algunos de estos presos pintaban cuadros bastante interesantes o realizaban esculturas que le dan veinte vueltas. De hecho, se suelen presentar en exposiciones como estas. Hay que ir más allá de las ideas preconcebidas. Hay que ir más allá de las ideas que -salvo noticias residuales- hacen mención a las cárceles. Hay que pensar más.

Sin embargo, todo esto no pasa de ser un trabajo ex post. Puede maquillar y dar unas notas de color a la realidad. Pero donde realmente hemos de avanzar es en el ámbito ex ante. Olvidarnos de que nuestros problemas sociales se solucionen aplicando de forma vehemente el Código Penal. Para mí esto descansa en dos pilares fundamentales: 1º una educación pública que no sólo sea de calidad, sino que eduque en valores (y aquí la educación para la ciudadanía no pasaría de ser como colocar una tirita al que tiene una extremidad amputada), pero no vale una salida al paso, ha de ser algo con una mayor profundidad y trascendencia; y 2º, acabar con la pobreza. ¿O acaso creen ustedes que el 99% de los que se han dedicado a traficar con droga lo hacían por apetencia? Porque además al que acaban "pillando" es al camello que ya de por sí tiene problemas de drogodependencia. Al capo raramente se le coge.

Esto no es algo que se arregle a golpe de endurecer el Código Penal. Y en esto, desde que abarco el campo del derecho penal, tanto gobiernos del PSOE como ahora los del PP han metido mano en el asunto. Especialmente flagrante en el caso del PP, que hace modificaciones en el CP atendiendo a los casos mediáticos que suscitan más revuelo y enervación causan en la "opinión pública". Tampoco es algo que se solucione en un año, dos, cinco ni diez. Tal vez a partir de diez se vislumbrase algún efecto. No obstante, es una pequeña travesía por el desierto, o meterse mar adentro. Sin embargo, es preferible eso, sabiendo que antes o después a algún sitio se acabaría llegando, y que ese estado de cosas sería mejor que el punto actual, a quedarse estancados y pudrirse en el punto actual del estado de cosas.

Una última reflexión, para acabar de dejar esta divagación abierta en todas direcciones. ¿Qué influencia puede tener aquí el sistema capitalista? Un sistema en el que más que el hombre es explotado por el propio hombre, y el hombre -y quien dice hombre como es de suponer también dice mujer- más que posser cosas, es poseído por ellas. Algo también tendrá que ver, pienso yo.

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