El Estado de Israel que conocemos data de 1948. El día 14 de
mayo de aquel año, proclamaron su independencia. La cuestión surge con una “maravillosa”
idea de la ONU en
1947; la partición de Palestina en dos territorios: la bifurcación entre un
Estado judío y otro árabe. Con ello se quería dar una respuesta al movimiento
sionista que ya encabezara Theodor Herzl. La “necesidad” de volver a ocupar la “tierra
prometida” al pueblo judío. Sí, a ese pueblo judío que en el año 33 –según las
Escrituras- condenó a muerte al que debiera haber sido su mesías, no que aún lo
siguen esperando. La necesidad, como decía, de ocupar una tierra a costa de
barrer de allí a la población musulmana.
Ya se afinaba en 1917 por parte del Reino Unido en la Declaración Balfour
dando el visto bueno a la creación de un Estado judío en el territorio de
Palestina. Pensaban –ilusos- que no esto no iba a afectar a los derechos
civiles de los no judíos. Judíos de todos lados, principalmente de Europa,
comenzaron a emigrar de forma cada vez más progresiva hasta que en 1939 se pone
una especie de restricción a la inmigración por parte del Reino Unido.
Esta gran memez de la
ONU ha venido arrastrando una situación en la que no cabe una
solución pacífica a corto o medio plazo, en vista de las pretensiones soberanas
de ambos Estados (porque Palestina lo es, aunque sea de facto). Es una locura.
Por hacer una analogía en plan bestia, pongamos que todos los musulmanes
residentes en España emigran a lo que era el antiguo Reino de Granada y piden
un Estado musulmán. ¿Cómo no se iba a defender con uñas y dientes la integridad
territorial? En esas nos encontramos cuando en el mismo 1948 se ataca desde
Egipto, Jordania, Siria, Irak y Líbano al nuevo Estado. Este Estado de Israel,
legítimo –pero inmoral- no sólo se limitó a defender sus inmorales fronteras,
sino que se lanzó a ampliar su territorio. Y aquí tanto uno como otros tendrán
su parte de responsabilidad, Israel principalmente. Han quedado para la
historia nombres como la Guerra
de los Seis Días o la Guerra
de Yom Kipur. Puntos álgidos de una situación beligerante que hasta el día de
hoy se ha visto jalonada con sucesivos recrudecimientos.
El Estado de Israel, por si no queda aún claro; no tiene razón
de ser. Y si alguna tuviera, la pierde progresivamente a cada palestino muerto
por las bombas que caen de Israel, o que son abrasados por el fósforo blanco. Masacran a niños, mujeres y anciamos.
Tenemos
dos premios Nobel de la Paz
que son cuando menos cuestionables: para el Presidente Obama, y el más reciente
–aún apenas ha tenido tiempo para deslucirse- para la Unión Europea. Si se les otorgó
el galardón algún conato de pacifismo se les presume. Y son tanto la Unión Europea como EE.UU.,
quienes tienden la mano a Israel, sobre todo los Estados Unidos del señor
Obama. Y lo hacen además mirando para otro lado a la hora de fraguar un Estado
Palestino.
De igual manera, y es una reflexión que comparte mucha
gente, Israel lleva dándole vueltas desde el Tercer Reich y el judío de un solo
testículo exterminador de judíos hablando del holocausto que sufrieron. Pero, ¿Qué
están haciendo ellos con el pueblo palestino? ¿Cómo quieren vender al mundo una
imagen de paz si apenas empiezas a girarte masacran a un pueblo al que se le ha
colonizado buena parte de su territorio? ¿Se puede ser más cínico? ¿Cabe mayor
hipocresía encarnada en un Estado?
España, y todos aquellos países que se consideren dignos –Cuba,
ese país al que tanto se le achaca una presunta falta de democracia, votó NO a
la creación del Estado de Israel-, deberían retirar a sus embajadores del país,
pero no sólo a la espera de un alto el fuego, sino –y sería lo mínimo- hasta
hacer que Israel retorne a las fronteras que se le diseñaron en 1947. La Comunidad Internacional
tiene hoy mecanismos –diplomáticos o tal vez más persuasivos- para zanjar este
conflicto. ¿Acaso no abre la puertas a crear guerras donde hay paz con el
leitmotiv de apoderarse de recursos naturales? Hoy, estos grandes actores que
dicen llevar a Oriente Próximo la democracia –Afganistán, Irak, tal vez pronto
Siria o Irán-… ¿por qué no ponen empeño en pacificar la zona? Ah, sí porque los grandes libertadores que se tienen por la cabeza del nuevo orden mundial tienen a un alumno servil en oriente próximo, de forma que les sirva de lanzadera para sus ofensivas en la zona por los motivos ya indicados. Es que Israel es la sexta potencia en armas nucleares. Y dentro de las armas no nucleares, es un mercado muy importante -porque a alguien tendría que colocarle las bombas de racimo el Sr. Ministro Morenés-. Este dato es más sorprendente si tenemos en cuenta la diminuta dimensión del país (poco más extenso que la provincia de Badajoz).
Y ya ni hablemos de un caso que es de escándalo: el conde Folke Bernadotte, conocido por rescatar prisioneros de guerra en la Alemania nazi -entre ellos, a judíos-, y fue acribillado a balazos en 1948 por un grupo armado sionista.
Y ya ni hablemos de un caso que es de escándalo: el conde Folke Bernadotte, conocido por rescatar prisioneros de guerra en la Alemania nazi -entre ellos, a judíos-, y fue acribillado a balazos en 1948 por un grupo armado sionista.
Y que conste que en este blog no tenemos ningún prejucio
contra la religión judía. Al menos no en la medida en que no lo tenemos hacia
otras religiones; siempre y cuando los preceptos se tomen con mesura.
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