Más de lo mismo. Una institución costosa y anacrónica que en
cada nochebuena viene a invadir a través de la caja tonta nuestros hogares. Y sí,
hablo de invadir, porque por mucho que se pretenda hacer zapping, el muy …
ilustre… Jefe del Estado se cuela en todas las cadenas nacionales y autonómicas
para zamparnos sus diez o quince minutos de monólogo soporífero.
Todos los años la misma historia. Un monólogo con los
siguientes puntos:
- Autobombo de su monarquía
- Apoyo al Gobierno de turno y a sus políticas, por muy malas o nefastas que éstas sean.
- Lo bonita y plural que es España, así como sus numerosas posibilidades y bla bla bla
- que vayamos todos a una como en Fuenteovejuna, siguiendo al rebaño como otra oveja más.
- Que miremos al futuro.
Llega un momento en el que pareciera parafrasear el discurso
del año anterior. No he seguido en directo ningún mensaje de los últimos años,
pero tras la lectura de los resúmenes en prensa y un análisis somero del
contenido, la variedad es poca.
El zopenco ilustrado que tenemos por Jefe del Estado debido
a la obra y gracia de Franco ha soltado algún exabrupto antológico. Aunque si
hay alguno que no le puedo perdonar, es que en 1990 se alegrase del
desmantelamiento de la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de modo que ahora la práctica totalidad
de los Estados quedaban sometidos bajo el yugo del neoliberalismo, para el
monarca eran anhelos de libertad y democracia.
Volviendo al de este año 2012, no hemos visto ni un atisbo
de autocrítica por su cacería de elefantes en Botswana –más allá de las
estudiadas palabras que zampó ante unos cuantos periodistas en el hospital-. Ni
tampoco ha hecho una crítica de las políticas erradas del gobierno y la cesión
de soberanía hecha por la vía del rescate. Qué va a decir Juan Carlos de los
recortes hechos a golpe de mercadocracia, cuando Sofía es una habitual del club
de Bilderberg, al que también es asiduo Cebrián. Y así va “El País”.
Tras escuchar sus diez minutos de mensaje frívolo, hueco,
insustancial y prescindible, la sensación que tengo es que el fin de la monarquía
está cada día un poco más cerca. En el discurso-monólogo puede decir misa si
quiere, pero no podrá decir que se siente preocupado, por la sencilla razón de
que no sabe lo que es verse de patitas en la calle porque le van a ejecutar la
hipoteca y además le va a seguir debiendo dinero al banco. Tampoco sabe lo que
es hacer malabares con 700 Euros o menos al mes y satisfacer las necesidades de
una familia con ese dinero. Ni que decir tiene que tampoco sabe lo que es
trabajar. Sólo recientemente ha agachado el espinazo, y ese acto ha venido
justificado por las veces en que se ha caído de boca últimamente.
Cuestión aparte es el análisis que hacen los distintos
grupos políticos. El PPSOE, la gestora liberal del centroderecha, la derecha, y
aún más a la derecha; en su bicefalia representada por Carlos Froriano (PP) y
Trinidad Jiménez (PSOE), se deshace en alabanzas, diciendo que el discurso se
ajusta a la realidad y que coinciden en que hay que hacer un esfuerzo de
entendimiento y tal. No me extraña que le den jabón al Jefe del Estado, pues el
bipartito y la monarquía al fin y al cabo no son más que dos eslabones de la
cadena del capitalismo. La histérica y demagógica Rosa Díez, le espeta que no
le echase un rapapolvo al pueblo catalán, en pleno afán de volver a su idílica
España una-grande-libre (pero bajo la cobertura de una apariencia democrática).
Los únicos que han aportado una visión a nivel de calle sobre la perorata real han
sido Izquierda Unida y el grupo Amaiur, que son al fin y al cabo la única
izquierda y políticamente visible de este país que no se ha vendido ni acostado
con nadie.
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Para quien aún no lo haya visto, aquí dejo el mensaje de 1975, con alabanzas a Franco, y con un resto del discurso que parecía estar escrito para el dictador desde meses atrás.
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Como creo que hasta el próximo año no os volveré a escribir, aprovecho para desearos a tod@s para 2013 Salud y República.
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