Ayer,
6 de diciembre, se "celebró" el 34 aniversario de la
Constitución Española de 1978. No había nada que celebrar.
PREÁMBULO
La
Nación española, deseando establece la justicia, la libertad y la
seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su
soberanía, proclama su voluntad de:
(La
Nación española, que debería reconocerse como el Estado
plurinacional que es de facto. Difícilmente parece querer proseguir
en ese camino de establecer la justicia, cuando recientemente hemos
sufrido gracias al Sr. D. Alberto Ruiz Gallardón un tasazo
monumental que disuade del uso de los tribunales, y de ejercer el
derecho a la tutela judicial efectiva a la clase trabajadora más
modesta.
Promover
el bien en uso de su soberanía es en estos momentos otra dosis de
humor negro impagable, cuando nuestro gobierno está arrodillado y
sumiso ante los dictados de la Troika y de la señora Merkel, de
manera que nuestra pregonada soberanía en estos momentos no pasa de
ser un mero formalismo).
Garantizar
la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes
conforme a un orden económico y social justo.
(Nuestra
democracia, esa que cada día se nos escamotea más. La que siempre
se nos ha escamoteado con una ley electoral marcadamente injusta, y
la que se nos niega cuando los dos grandes partidos, PP y PSOE, son
capaces de ponerse de acuerdo para hacer una adenda en el artículo
135 de este texto sin dejar al pueblo hablar. Un orden económico,
que al menos en el campo tributario según el artículo 31 CE no se
cumple. Una igualdad y una progresividad que quedan desmentidas
cuando el Gobierno de Rodríguez Zapatero modificó el Impuesto sobre
el patrimonio de forma que hubiese una exención del 100% del
impuesto [de ahí que fuera fácil recuperarlo]; o progresividad que
también se pierde con las SICAV, igualdad que se ultraja a cada una
de las amnistías fiscales que se han llevado; o cuando se indulta al
Sr. D. Emilio Botín.
Del
Orden Social se podría decir mucho; pero en resumidas cuentas, a
cada reforma laboral [Felipe González creó las ETT en 1994, Mariano
Rajoy hizo desaparecer los ERE en 2012, de forma que pasaron a ser
despidos colectivos en los que la autoridad laboral está atada de
pies y manos].
El
artículo 35 también se puede traer aquí a colación. Los españoles
(¡y españolas!) tienen el deber de trabajar y el derecho al
trabajo; a la promoción en el trabajo y a una remuneración
suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia. Con
un sector industrial que no ha parado en su destrucción desde 1985.
Con un paro nacional superior al 25% y sin una perspectiva a corto o
medio plazo de reducirse, con un SMI de 641,80€ -una miseria
comparado con los países de la UE, con los que queremos competir en
precios- y unas condiciones de trabajo cada vez más precarias. Aquí
no hay orden social ninguno.)
Consolidar
un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión
de la voluntad popular.
(Estado
de derechas más bien. El imperio de la ley cada día se cuestiona
más, máxime si el actual gobierno, por ideología o por obstrucción
mental ha de cambiar las reglas del juego de la legalidad si se da de
bruces ante un obstáculo que les impida aplicar sus contrarreformas.
Voluntad
popular a la que se hace oídos sordos cuando se pide una reforma en
la LEC y en la Ley Hipotecaria que permita la dación en pago para
evitar que sobre las familias se proceda a una ejecución hipotecaria
que les haga perder la casa y con la que encima sigan debiendo dinero
al banco).
Proteger
a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los
derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e
instituciones.
Del
ejercicio de los derechos humanos, que también se recogen en la
carta magna, yo sólo puedo decir que échenles un vistazo y preparen
un pañuelo para llorar. Del ejercicio del acceso a la cultura
habría que hacer precisamente una reflexión bastante profunda en
dos flancos: 1º, el coste del acceso a la cultura (el no haber un
tipo reducido en el IVA para productos culturales) y 2º, el trato
que recibe: un producto más con el comercial, y no algo de un cierto
trasfondo espiritual. El ejercicio de libertad religiosa -que también
es libertad para no ejercer ninguna- tras 32 años desde la Ley de
libertad religiosa debería ser ésta revisada, así como los
acuerdos con las confesiones religiosas.
Promover
el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una
digna calidad de vida.
Más
que progreso de la cultura, es un regreso. Lo más lamentable es que
esta regresión cultural es consecuencia de políticas ideológicas.
Y me refiero a la última ley de educación, la LOMCE, que da un
trato a las lenguas autonómicas bastante secundario. Ya se perdió
el extremeño, y hay dialectos que necesitan una protección especial
para no caer en el saco de las herrumbres de la historia. Las lenguas
también. Porque, si según el art. 3.1 CE, el castellano es la
lengua española oficial de Estado, y todos los españoles tienen el
deber de conocerla y el derecho a usarla, analógicamente se tendría
que extender al 3.2, cuando dice que las demás lenguas españolas
serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas
de acuerdo con sus Estatutos. Más claro lo deja el apartado 3º de
ese artículo al decir que la riqueza de las distintas modalidades
lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto
de especial respeto y protección.
El
progreso de la economía se antoja bastante oscuro. Felipe González
ya se encargó en los años '90 de iniciar una fiebre liberalizadora,
malvendiendo las empresas estatales que generaban beneficios -las que
generan pérdidas nadie las quiere, es normal-. Los señores Aznar,
Zapatero y Rajoy siguieron la estela abierta, ya fuera de motu
proprio o cumpliendo directivas de la UE.
Establecer
una sociedad democrática avanzada, y […]
Una
sociedad democrática avanzada es algo que no interesa. Interesa una
sociedad desinformada y fácil de manipular. Una sociedad receptora
de una información que sea capaz de asumirla sin haberla
cuestionado. ¡Si salimos a la calle a pedir más democracia y
afeamos la marca España! Será la marca que deja el antidisturbio en
el lomo del manifestante a la que se refieren. Somos peligrosos los
ciudadanos. Somos el enemigo. Y el código penal dejará constancia
de ello tipificando la resistencia pacífica. [Excursus: recuerdo que
el hecho de manifestarse puede suponer incluso la pérdida de la
funcionalidad de un miembro. Una mujer de 42 años recientemente
perdió la visión en un ojo por el impacto de una pelota de goma].
Estamos
cruzando una línea a partir de la cual lo difícil será tener aún
menos democracia que ahora.
Colaborar
en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz
cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.
No
parece que hayamos sido un país ejemplar en lo que a la contribución
a la paz mundial se refiere: empezando por las bases americanas en
territorio español y terminando por la venta de armamento. Qué se
puede añadir de la venta de armamento cuando uno de sus máximos
representantes es hoy Ministro de Defensa...
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Esto
ha sido un paso ligero por el preámbulo. Apenas hemos llegado a
abrir el texto constitucional y lo hemos desmenuzado. Esta pequeña
incursión es como meter el pie en la piscina en lugar de zambullirse
de lleno. Quedan cosas sin tocar, como la Corona (ya hablaremos para
el 14 de abril del asunto), la lejanía aún de la igualdad efectiva,
de los derechos de los extranjeros, de la efectividad o no del
derecho de reunión pacífica, el derecho a la protección de la
salud, de la utilidad del senado, del modelo de Estado, y de la
innecesariedad de la extrema rigidez constitucional. Todos estos
temas serán tocados más pronto que tarde.
Hay
que ir hacia un nuevo pacto constituyente. Esta Constitución es hoy
día, gracias a PP y PSOE, un conjunto de papeles emborronados de
tinta ya reseca. El PP y un grupo más que nutrido del PSOE se llena
hoy la boca con esta Constitución mancillada. Los ciudadanos que nos
negamos a comulgar con estas ruedas de molino, hemos de alzar la voz.
Salud.